Área Disfagia

 
ciron-2021_202.jpg

¿Qué es la disfagia?

La deglución es el transporte de sustancias alimenticias y endógenas (mucosidad y saliva) desde la boca hacia el estómago, con la coordinación neuromotora de los componentes de la cavidad oral, faringe, laringe y esófago, que se produce durante una interrupción breve de la respiración” (1). Es un proceso complejo que requiere un preciso control sensitivo, motor y neuromuscular para la coordinación de gran cantidad de estructuras de nuestro cuerpo (1,2). Cualquier alteración en ese proceso, se denomina disfagia (2,3), pudiendo definirlo como la dificultad para poder transportar el alimento o nuestras propias secreciones hacia el estómago. Este síntoma provoca alteraciones nutricionales, así como de entrada del alimento en la vía aérea inferior, con el riesgo asociado de padecer neumonía, atragantamientos, paradas cardiorrespiratorias e incluso la muerte (1,4-7).

¿Qué causas provoca la disfagia?

Las causas que provocan este trastorno son (6-18):

- Problemas neurológicos: ICTUS, TCE (traumatismo craneoencefálico), tumores cerebrales, enfermedades neurodegenerativas como el ELA (esclerosis lateral amiotrófica) EM (esclerosis múltiple) o Parkinson entre otras.

- Déficits relacionados con la edad.

- Las alteraciones estructurales como los tumores de cabeza, cuello y esófago, cirugías y trasplantes cardiotorácicos y abdominales, patologías pulmonares, traqueostomías e intubaciones prolongadas.

Otras causas de tipo estructural en el adulto, como alteraciones maxilofaciales congénitas, anomalías linguales, mandibulares y hendidura labiopalatina.

ciron-2021_208.jpg

¿Cómo podemos clasificar la disfagia?

Es posible clasificar la disfagia atendiendo a diversos criterios, pero el más habitual es situar donde está el problema, dividiendo en (5):

-  La disfagia orofaríngea es aquella en la que aparece alterada la fase oral, tanto de preparación del alimento como de transporte, y/o la fase faríngea.

-  La disfagia esofágica, como su propio nombre indica, supone una afectación en la fase esofágica.

También es frecuente clasificar la disfagia según la enfermedad que lo provoca, diferenciando principalmente entre (5,6,11,12):

-  Disfagia orgánica o estructural: debida a la afección de cualquiera de los órganos implicados en la deglución.

-  Disfagia neurógena o neurogénica: provocada por patología neurológica.

Disfagia iatrogénica o farmacológica: Producida por secuelas de cirugía oncológica o efectos secundarios de tratamientos oncoespecíficos (quimioterapia, radioterapia).

-  Presbifagia: referida a las transformaciones en la deglución debidas a cambios estructurales, sensoriales y motores propios del envejecimiento, sin enfermedades asociadas.

¿En que porcentajes podemos encontrar la disfagia?

La mayor parte de las investigaciones indican una prevalencia de disfagia sobre (19-36):

Pacientes hospitalizados sin patología neurológica entre un 10 y un 15%.

- Pacientes hospitalizados con trastornos neurológicos entre un 25-78%.

- Personas con cáncer de cabeza y cuello en torno a un 59%.

- Entre un 53-74% en pacientes ancianos residentes en centros de larga estancia.

- En pacientes con Alzheimer las cifras oscilan alrededor del 80%.

- Entre un 50-90% en pacientes con ELA, llegando casi al 100% en las fases finales de la enfermedad.

- Entre un 35-82% en población con Parkinson.

- En torno al 24-40% en personas con EM.

- Prácticamente en el 100% de los casos con enfermedad de Huntington.

ciron-2021_132.jpg

¿Qué complicaciones tiene asociadas la disfagia?

La disfagia conlleva multitud de complicaciones asociadas. Como analiza la ASHA (asociación americana de Logopedia) (11), problemas socioemocionales, la desnutrición y la deshidratación, la neumonía por aspiración, la enfermedad pulmonar crónica, la asfixia e incluso la muerte pueden ser consecuencia de la disfagia.

¿Cómo podemos tratar la disfagia?

Este síntoma tan presente en muchas enfermedades neurológicas o no neurológicas tiene tratamiento. Se debe contar con personal sanitaria especializado, entre el que destaca la figura del logopeda, responsable del tratamiento rehabilitador. Existen técnicas activas y pasivas que se pueden aplicar, tras la correspondiente evaluación, marcando los objetivos específicos para poder volver a restaurar una alimentación por vía oral adecuada.

Uno de los sistemas más actuales en la rehabilitación de la disfagia es el Vitalstim. Esta terapia no invasiva se aplica en nuestro centro por logopedas especializadas.

Bibliografía

1. Miranda Escandón MX, Giraldo Cadavid LF. Manejo interdisciplinario de la disfagia. México: Ed. Trillas; 2016

2. Logemann, J. A. (1994). Management of dysphagia poststroke. Language intervention strategies in adult aphasia, Baltimore, Williams & Wilkins. 1994;(3):503-12.

3. Logemann JA. Swallowing disorders. Best practice & research. Clin gastroenterol. 2007; 21(4):563-573.

4. Suarez Nieto C, Gil-Carcedo García JM, Marco Algarra J, Medina JE, Ortega del Alamo P, Trinidad Pinedo J. Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello. Panamericana; 2007.

5. Clavé Civit P, García Peris P. Guía de Diagnóstico y de tratamiento nutricional y rehabilitador de la Disfagia Orofaríngea. Nestlé Nutrition. Barcelona: Ed. Glossa; 2011.

6. Ortega O, Cabré M, Clavé P. Oropharyngeal dysphagia: aetiology and effects of ageing. J Gastroenterol Hepatol. 2014;(3):1049–1054.

7. Malagelada J, Bazzoli F, Boeckxstaens G, De Looze D, Fried M, Kahrilas P, Sifrim D. Disfagia, guías y cascadas mundiales. Guías mundiales de la organización mundial de gastroenterología; 2014.

8. Ginsberg GG. Food bolus impaction. Gastroenterol Hepatol. 2007;(3):85-86.

9. Ramos Gutarra AI. Intervención fonoaudiológica en la disfagia neurogénica justificada en evidencias. Rev Sig Fón; 2005. 10. Mayo Clinic. Dyspagia; 2018. Recuperado de: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/dysphagia/symptoms-causes/syc-20372028

11. American Speech- Languaje-Hearing Association. Adult Dysphagia;2018. Recuperado de: 12. https://www.asha.org/PRPSpecificTopic.aspx?folderid=8589942550&section=Overview

13. Ponce M, Ponce J. Disfagia y Odinofagia. Síntomas gastrointestinales frecuentes. As Esp Gastroenterol. 2013; (1).

14. Bressan V, Stevanin S, Bianchi M, Aleo G, Bagnasco A, Sasso, L. The effects of swallowing disorders, dysgeusia, oral mucositis and xerostomia on nutritional status, oral intake and weight loss in head and neck cancer patients: a systematic review. Cancer treatment reviews. 2016; (45):105-119.

15. Cockburn N, Pateman K, Taing MW, Pradhan A, Ford PJ. (Managing the oral side‐effects of medications used to treat multiple sclerosis. Austr Dent J. 2017; 62(3):331-336.

16. Crincoli V, Di Comite M, Guerrieri M, Rotolo RP, Limongelli L, Tempesta, A, et al. Orofacial Manifestations and Temporomandibular Disorders of Sjögren Syndrome: An Observational Study. Int J Med Sci. 2018; 15(5):475-483.

17. Crincoli V, Fatone L, Fanelli M, Rotolo RP, Chialà A, Favia, G et al. Orofacial Manifestations and Temporomandibular Disorders of Systemic Scleroderma: An Observational Study. Int J Mol Sci. 2016; 17(7):1189.

18. Ruales Suarez K. Predictores de disfagia en pacientes con enfermedad cerebrovascular aguda. [Trabajo Fin de Grado]. Colombia: Universidad de La Sabana; 2015.

19. Clavé P, Shaker R. Dysphagia: current reality and scope of the problem. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2015; 12(5):259-70.

20. Fernández-Carmonaa A, Peñas-Maldonadob L, Yuste-Osoriob E, Díaz-Redondo A. Exploración y abordaje de disfagia secundaria a vía aérea artificial. Med. Intensiva. 2012; (36).

21. Humbert Ianessa A, Suresh J. Tactile, gustatory, and visual biofeedback stimuli modulate neural substrates of deglutition. Neuroim. 2012; 59, (2): 1485-1490.

22. Spence C. Auditory contributions to flavour perception and feeding behaviour.Physiol Behav.2012; (107):505–515.

23. Ashbaugh Enguidanos R, et al. Intervención nutricional en el paciente con disfagia. Envejecimiento y nutrición. Soc Esp Ger y Geron; 2014.

24. Nazar G, Ortega A, y Fuentealba I. Evaluación y manejo integral de la disfagia orofaringea. Rev Med Clin Condes 2009; 20(4): 449–457.

25. Bhattacharyya N. The prevalence of dysphagia among adults in the United States. Otolaryngol Head Neck Surg. Nov 151 (5):465-9. 2014.

26. Orient-López F, Sevilla-Hernandez E, Guevara-Espinosa D, Terré-Boliart R, Ramón-Rona S, Bernaubeu-Guitart M. Resultado funcional al alta de los traumatismos craneoencefálicos graves ingresados en una unidad de daño cerebral. Rev Neurol. 2004; (39):16-30.

27. Fraile Gómez P, Collado González M. Prevalencia de la disfagia en una unidad de rehabilitación neurológica. Revista científica de la sociedad española de enfermería; 2014

28. Martino R, Foley, Bhogal S, Diamant N, Speechley M, Teasell R. Dysphagia after stroke: incidence, diagnosis, and pulmonary complications. Stroke. 2005; 36(12):2756-63.

29. Flowers H, Silver F, et al. The incidencie, co-occurrence, and predictors of dysphagia, dysarthria, and aphasia after first-ever acute ischemic stroke. Journal of communication disarders. 2013; (43).

30. Arias Cuadrado A. Rehabilitación del ACV: evaluación, pronóstico y tratamiento. Galicia Clin. 2009.

31. Vilardell Navarro N. Fisiopatología, historia natural, complicaciones y tratamiento de la disfagia orofaríngea asociada al ictus [Tesis Doctoral], Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona; 2017.

32. Mansueto MA, Maris Aguiar LS, Oliveira AE, Caseiro VLC, Teixeira Antonio L. Frequency and factors associated with dysphagia in stroke. CoDAS. 2016; 28(1): 66-70.

33. Ferraz Barros Baroni AF, Ramos Cabette Fábio S, Oliveira Dantas R. Factores de riesgo para disfunción de la deglución en pacientes con accidente vascular encefálico. Arq. Gastroenterol. 2012; 49 (2): 118-124.

34. Coates C, Bakheit AMO. Dysphagia in Parkinson's Disease. European Neurol. 1997; 38(1):49-52.

35. Calcagno P, Ruoppolo G, Grasso MG, De Vincentiis M, Paolucci S. Dysphagia in multiple sclerosis–prevalence and prognostic factors. Act Neurol Scandinavica, 2002; 105(1):40-43.

36. Roden DF, Altman KW. Causes of dysphagia among different age groups: a systematic review of the literature. Otolaryngol. Clin. North Am. 2013; (46):965– 987.